Esperaba con impaciencia la campana de la salida de clases. Lo habían comprometido para tocar el órgano en una ceremonia religioso y tenía que tomar dos buses para llegar a la iglesia en que tendría lugar.
Ferrilo despertó muy temprano esa mañana. La excitación del día de su cumpleaños le había impedido dormir como lo hacía habitualmente y fueron varias las veces en que salió de su sueño agitado sin que, por fortuna, llegara al insomnio prolongado.