LA GENERACIÓN DE JACKSON

El destino suele producir situaciones paradójicas, como si quisiera enseñarnos.  El ministro Giorgio Jackson ha sido la víctima de una de esas paradojas cuando fue acerbamente criticado en casi la única vez que abrió la boca para decir algo que es verdad, en circunstancias que nunca lo fue tanto cuando peroró sandeces, falsedades o contradicciones desde que asomó a la vida pública.  Lo estimo así, porque en la ocasión que ahora comento dijo una verdad y no mereció ser criticado por ella.   Lo que dijo fue que él tenía otros valores que los de sus antecesores, especialmente en relación con la generación anterior que es la de su padre.


En verdad, lo que dijo es certero y la única parte que no lo es, fue cuando afirmó que esa era una característica de toda su generación, en circunstancias de que solo lo es de los muchachones que unen la ignorancia con la arrogancia al momento de expresarse.  Con su verdad, Jackson ha hecho notar que ese conjunto del que él es conspicuo espécimen, en efecto posee un código ético que es abruptamente distinto no solo del de la anterior generación, si no que de todas las que derivan de Las Tablas de la Ley en adelante.  


Es incuestionable que cada generación ha producido fulanos como Jackson, pero nunca había ocurrido que fueran tantos como para llegar a ministros de estado sin preparación alguna.  Creo que vale la pena analizar por qué en la generación de Jackson han proliferado tanto los inútiles, ignorantes y presumidos.  Y por eso, propongo las siguientes reflexiones.


Esa generación es la que ha sufrido, con máximo rigor, la enorme y prolongada crisis del sistema educacional chileno, que el desorden y la pandemia no hicieron más que evidenciar.  Llevamos muchos años con una pésima educación que ni siquiera ha tenido la virtud de ser homogénea.  Ha habido multitudes que han perdido tal cantidad de horas de docencia que es de sorprenderse que aún sepan hablar castellano, como lo demuestran todos los test que dejan que se celebren entre toma y toma, entre barricada y barricada, entre bomba molotov y bomba molotov.  ¿Qué se puede esperar de un enorme conjunto de jóvenes así formado?  Lo que se puede esperar es lo que estamos viendo.  Oscar Wilde dijo, referido a su generación, que “se han dedicado a enseñar los que no son capaces de aprender”, lo que nos entrega el molde parodial para decir “se han dedicado a gobernar todos los que son incapaces de gobernarse a sí mismos”.  Y de estos Jackson es vanguardia.


El segundo elemento de la máquina de producir Jacksons ha sido el periodo, coincidente con sus edades formativas, en que se edificó el mito sobre la historia de Chile al que la extrema izquierda se ha dedicado desde 1973.  Para esa izquierda, y buena parte de la centro izquierda democrática, fue tan grande el trauma de la caída de Allende que se han dedicado sistemáticamente a revestir de epopeya lo que no fue otra cosa que un fracaso político.  Para ese sector es intolerable el reconocimiento de que ese gobierno de Salvador Allende fue expulsado porque una enorme mayoría nacional así lo quería.  Como el ser expulsado del poder por los mismos sectores de que se suponen representantes, es una idea tan traumática que hay que esconderla bajo el mito.  Y de allí surgieron las político - ficciones de las intervenciones extranjeras y a las fuerzas siniestras del capitalismo que habrían agostado la belleza de una revolución popular visionaria.  La generación de los Jacksons se nutrió del mito y concibió el propósito de ser los resucitadores y vengadores de un maravilloso proyecto que destruyó la alianza espuria de militares y extrema derecha.  En pocas palabras, se “tragaron” el mito como cuando creyeron en el Viejito Pascual.


El tercer elemento para constituir el criadero, fue el increíble proceso de autodestrucción que practicó la Concertación de Partidos por la Democracia durante los gobiernos de la Bachelet.  El caso de esa autoflagelación de todo un sector político muy representativo de Chile va a ingresar a los textos futuros, porque no es fácil comprender como es posible que hayan visto un fracaso en el periodo de sus propios gobiernos que llevó a Chile al umbral del pleno desarrollo.  Ese periodo en que la centroizquierda se pulverizó sin otro agresor que su propio pensamiento, tuvo como factor catalizante al PC, que es el máximo destructor que conoce la historia de las coaliciones políticas en que lo admiten.  Reconozco que va a ser difícil explicarles a nuestros descendientes cómo fue posible que la propia Concertación le abriera las puertas de la Moneda a una marxista tan reconocible como era y es la Sra. Bachelet.  Fue, a partir de su primer gobierno, que la Concertación empezó a ver su propia transición como un fracaso y como una tarea en el sentido equivocado. 


Esos tres elementos, crisis educacional, mitificación de la historia y autoflagelación de la centro izquierda, constituyeron la incubadora de donde ha salido Boric, Jackson y casi todo su vociferante entorno.  Si se observa bien en ellos, todos comparten características comunes: ignorancia, pulmones vírgenes, origen impecablemente burgués, altanería sin base alguna.


En todo caso, todo eso no quita que tengamos que hacer nuestro mejor esfuerzo por enmendarles el rumbo.  Y mi aporte será hacerle ver al Sr. Jackson que los seres humanos tenemos cuatro naturalezas constitutivas: una naturaleza animal, una inteligencia racional, una inteligencia emocional y una existencia trascendente.  Por eso es por lo que tenemos cuatro edades, que corresponden al grado de desarrollo que hayamos logrado para nuestras cuatro naturalezas.  La edad biológica es solo una de ellas y es la única que le permite el desprecio de sus mayores.  Pero haría bien en comprender que tiene mayores que son mucho más jóvenes que él en todas demás edades.  Lo bueno es que en las que él es un anciano, se puede retroceder, como no se puede en la edad biológica. 


Por último, creo que no está de más recordarle a Jackson que la herencia de los  Gracos fue la tiranía de Lucio Cornelio Sila y que la herencia de Allende fue la dictadura de Pinochet.  Hasta en internet puede encontrar antecedentes de ambos casos.


Orlando Sáenz